Quiero.
Quiero que nunca te sientas sola, desvalida, frágil y vulnerable.
Quiero que jamás te sientas abandonada, desprotegida, insegura e indecisa.
Quiero que no experimentes miedo: de ese miedo que te cruje la panza, que te hace temblar, que se retuerce en las tripas y no te deja pensar.
Quiero que nunca te sientas responsable por la seguridad, por la salud emocional y física de los que amas.
Quiero que no te sientas culpable porque tus decisiones lastimaron a otros, que no te llenes de vergüenza porque te diste cuenta tarde.
No. Nunca es demasiado tarde.
Quiero que no sepas lo que es la rabia, el coraje, el rencor y la ira. Que no los guardes dentro de ti por años y salgan un día a cobrarte las cuentas.
Quiero que nunca te decepcionen, que nunca te sientas hecha a un lado, que nunca te sientas menos y con la necesidad de complacer y ser algo que no eres.
Quiero que nunca creas que no puedes, que nunca te des por vencida, que no te paralices al querer defender lo que piensas. Que aunque pareciera que los que más amas no creen en ti; tu si lo hagas, que creas en que si puedes, si eres capaz de eso y más.
Quiero que no te de miedo decirlo en voz alta:
Sí soy feliz. Sí me siento plena. Si estoy tranquila. Sí estoy bien.
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