Llena de mí. Las decisiones que tomamos por el bien propio, nos llenan. Nos llenan de paz. De luz. De bondad. Y esa calidez que se siente en el alma cuando sabes que estás apostando por tu tranquilidad, ese brillo que resplandece, ese calor que invade tu cuerpo... Eso, justamente eso, es el amor propio. Te amas a ti mismo cuando decides por ti y para ti. Te amas a ti mismo cuando eres coherente en tu sentir, pensar y actuar. Te amas a ti mismo cuando reconoces tu sombra; y dejas que te acompañe, más no que te domine. Te amas a ti mismo cuando no hay mejor compañía que la tuya. Ese momento cuando te das cuenta que has actuado en favor de ti mismo, por tu paz.
¡Eso es quererte chingao! Soltar todo eso que te hace daño. Soltar pensamientos, soltar personas, soltar tus demonios. Soltar el compromiso, soltar las complacencias, soltar el juicio y los prejuicios. Soltar las culpas. Soltar las expectativas. Soltar los miedos que nos paralizan.
Dejar ir todo eso que alimenta tu ego. Soltar los paradigmas, las inseguridades, el ansia de querer ser querido. Soltar la perfección. No existe. Dejar de buscar la aprobación. Llenarte de ti. Creer en ti. AMARTE.
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