No hay amor que puedas dar si no tienes otro tanto igual destinado para darte a ti mismo. Amar resulta engañoso, porque amar es dar; pero no se puede dar lo que no se tiene.
Aprender a amar es entonces el gran reto. Ámate primero a ti.
Después entrégate enterita, pero sin perderte a ti misma; porque podrás tropezar un millón de veces, pero así siempre encontrarás el camino de regreso.
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