Es de sabios pedir ayuda.
Solicita apoyo cuando te sientas frágil.
Busca consuelo cuando necesites un abrazo.
No dejes de pedir consejo cuando no sepas qué hacer.
Acércate a los tuyos cuando quieras ser escuchado.
Visita al Santísimo cuando te sientas perdido.
Consulta a un terapeuta cuando te sientas abrumado.
Acércate a Dios aunque te sientas desvalido.
Frecuenta a tus amigos si lo que quieres es distraerte.
Apóyate en tus hermanos cuando crees que nadie te entiende.
Recurre a tus padres cuando se oscurezca el camino.
Platica con un sacerdote si experimentas arrepentimiento.
Búscate en el silencio, es donde encontrarás las respuestas.
Y es ahí, ahí mismo, donde todo tomará sentido.
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